Causa y motivo, tanto natural como espiritual y espiritual-político, de la temperatura inusualmente fría respecto a esta temporada climática
19 de junio de 1841, desde la 3:45 de la tarde hasta la 7:45 de la noche.
Escriben el dictado: Andreas. y Anselmo, Wilhelmine und Pauline H.
1. Habréis observado que este año se estableció tempranamente un clima inusualmente cálido y seco; también habréis notado que durante el período continuo de clima cálido y seco, soplaban constantemente mayormente vientos del sur, ayudando así a calentar el aire con los rayos del sol.
También habréis notado que durante este período cálido, hubo muy pocas condiciones meteorológicas eléctricas y que después de cada una de estas pocas condiciones meteorológicas eléctricas, el tiempo permanecía nublado durante uno o dos días, con pocas lluvias. Si alguien tiene lo que se llama un barómetro y si está familiarizado con las reglas de este instrumento, con seguridad habrá experimentado que ha llovido igual, independientemente si la columna de mercurio estaba en una posición alta como en una posición media o baja, o que estaba subiendo o bajando.
2. Mirad, si alguien hubiera observado todo esto con atención y hubiera despertado su espíritu investigador, no estaría lejos del objetivo, ya que al principio seguramente se habría preguntado: ¿Y a dónde va todo ese aire que fluye constantemente desde el sur hacia el norte, siempre y cuando provenga de todas las áreas meridionales alrededor de la tierra, y se dirija directamente hacia el norte? Y la respuesta sería también muy fácil, especialmente si se asume y se debe asumir que el aire es una sustancia pesada capaz de acumularse y apretarse a sí mismo, algo que cada fuelle puede demostraros, así como vuestros propios pulmones con cada inhalación.
Este investigador debería haber deducido necesariamente que, dado que el aire de todas las regiones meridionales de la Tierra se desplaza hacia el norte, debe haber ocurrido una gran acumulación y sobrecarga de aire sobre el significativo Polo Norte.
Observen los acertados descubrimientos que nuestro investigador ya ha hecho. Ahora preguntemos al investigador, si, por casualidad, está un poco familiarizado con los experimentos de presión atmosférica: ¿Qué sucederá entonces cuando tales masas de aire se apilen una sobre otra sobre el helado Polo Norte y una capa comience a presionar cada vez más sobre la otra?
3. Y el investigador, después de estar pensando por un corto tiempo, responderá lo siguiente: Si no me engaña la experiencia, lo cual no será fácil, la acumulación de aire sobre el Polo Norte debe tener el mismo efecto que cuando se colocan dos grandes fuelles con sus boquillas de salida de aire uno frente al otro y se permite que el agua se filtre en el lugar donde los dos flujos de aire se encuentran obstinadamente, provocando que el agua se congele inmediatamente en bolitas de granizo.
Y si ambas corrientes del aire que colisionan se intensifica en su fuerza, se pueden observar inmediatamente una multitud de pequeñas chispas de fuego similar a las eléctricas que destellan en todas direcciones, acompañadas del ya conocido crepitar de chispas eléctricas.
Por lo tanto, dice nuestro investigador, si el aire comprimido siempre produce la misma apariencia y efecto, entonces el frío sobre el Polo Norte debe haber aumentado cada vez más desde el comienzo de esa acumulación de aire, en la misma proporción en que la capa de aire inferior fue presionada cada vez más por las capas superiores que se acumulaban constantemente. Y una vez que la presión alcanza su punto máximo, el aire debe haberse encendido allí en su capa más baja, al igual que ocurre en pequeña escala entre los dos grandes fuelles.
4. Observen, nuestro investigador no carece de perspicacia, ya que su conclusión es correcta.
Entonces, también esto se toma en consideración desde el punto de vista natural. El sol, con sus rayos desde todas las direcciones de la Tierra, impulsó el aire de sur a norte, y esto se debió a que precisamente en este tiempo temprano y cálido, el sol multiplicó su luz más de mil veces gracias a sus grandes y numerosas erupciones de fuego recién formados, lo cual no ocurre naturalmente todos los años. El aire se acumuló sobre el Polo Norte, provocando así el frío extremo, de tal manera que el mar que rodea el Polo Norte se ha congelado hasta el fondo hacia el sur por más de cien millas, y en algunos lugares donde el mar es muy profundo, el hielo alcanzó una profundidad a menudo de varias mil brazas.
5. Ahora debo llamar vuestra atención sobre un fenómeno. ¿Recuerdan el día en que, en la habitación de A. H. W., un pequeño péndulo suspendido comenzó a oscilar sin ninguna causa aparente?
Mirad, precisamente en ese momento, la capa de aire sobre el Polo Norte se encendió con la explosión más grandiosa de la naturaleza, una explosión tan violenta que casi con un golpe hizo pedazos todo el hielo que rodeaba el Polo Norte hasta cien millas de distancia. A través de las continuas explosiones que siguieron, el hielo del Polo fue empujado hacia regiones más al sur, y algunos de ellos incluso han llegado al ecuador. Una escena de explosiones como esa os mataría físicamente e inevitablemente si simplemente miraréis y escucharéis su estruendoso retumbar desde una distancia considerable, porque no podéis imaginar las manifestaciones de fuerzas naturales incomprensibles que ocurren allí.
6. En verdad, si quisierais que todo vuestro imperio acumule mil codos de altura con vuestra pólvora y luego encenderlo, esto sería, en comparación con un fenómeno polar semejante y también en relación con toda la Tierra, tan insignificante como encender un solo grano de pólvora en una mesa.
La relación entre el efecto explosivo del Polo Norte y el de una gran pila de pólvora encendida es precisamente proporcional a cómo se relaciona la explosión de esta pila con la de un solo grano. Si podéis visualizar la explosión telúrica a través de esta comparación, también podéis tener una vaga idea del estruendo general provocado por más de un trillón de relámpagos que se activaron simultáneamente. Toda la Tierra siente semejante impacto, al igual que lo hizo el péndulo que vosotros conocéis.
7. Ahora resumiendo esto y llegando a una conclusión, la inmediata llegada del frío, a vuestras ya bastante sureñas regiones, ya no os parecerá un misterio. Pues, en primer lugar, cuando la masa de aire comienza a fluir desde el Polo Norte sobre los extensos campos de hielo, a menudo a más de cien millas de distancia, de regreso hacia el ecuador, y en su regreso lleva consigo varios miles de piezas del tamaño de montañas y países enteros, os resultará comprensible que el aire que regresa del norte no puede ser cálido, como si viniera del ardiente ecuador.
8. Por esta razón, también ha habido pocos fenómenos eléctricos en vuestra región, y el ascenso y descenso del mercurio en el barómetro hasta ahora no es consecuencia de elevaciones internas de la corteza terrestre, sino que simplemente se produce porque a veces una porción de aire más grande y a veces una más pequeña se desplaza desde el norte sobre la superficie terrestre, y debido a su mayor o menor peso, también provoca el descenso y ascenso del mercurio en el tubo.
9. Ved, así que siempre puede llover, ya sea que el mercurio en el tubo esté alto o bajo, o ya sea que caiga o suba, ya que el aire siempre está frío y la temperatura terrestre es cálida. Y así siempre se produce el mismo fenómeno, que ya pueden observar en pequeña escala en sus ventanas cuando hace frío afuera y calientan sus habitaciones, donde el oxígeno del aire más frío se combina con el nitrógeno, que es una consecuencia del calentamiento en las habitaciones, y aparece en la ventana como agua goteante.
10. La altura a la que se ha acumulado el aire sobre el Polo Norte puede ser fácilmente reconocida por el prolongado crepúsculo vespertino, gracias al cual incluso cerca de la medianoche podrían ver una notable luminosidad hacia el norte, y esa luminosidad no es otra cosa que la columna de aire iluminada y extensa sobre el norte. Quien pueda calcular según la curvatura del círculo y según el número de grados desde ustedes hasta el llamado Círculo Polar Ártico, puede determinar con bastante seguridad en millas la altura de la columna de aire que se ha acumulado sobre el Polo Norte de la manera ya conocida. Pero por ahora os diré que en esta ocasión, la columna de aire alcanzó una altura de siete mil millas. Ahora tenéis la razón natural de este fenómeno, hasta donde un estudioso y llamado científico natural podría habérselo explicado.
11. Pero, ahora ¿en qué consiste el fundamento espiritual, cuál es la verdadera causa principal, aquella razón espiritual en donde más de un erudito naturalista dirá tristemente que 'hasta aquí nomás y ya no podemos ir más allá'? Si estáis dispuestos a considerar la explicación sobre el Polo Norte, así como muchas otras tanto del reino mineral, vegetal y animal, especialmente la explicación sobre los terremotos, la razón espiritual os será bastante conocida. Solo hay que tener en cuenta la circunstancia diferente en este caso, ya que, en esta ocasión, lo cual es ciertamente raro, se ha llevado a cabo una recepción general de espíritus, así como también su liberación, liberación de aquellos que han estado esperando mucho tiempo en el hielo del norte. Los prisioneros son aquellos que fueron conducidos de sur a norte, y fueron llevados allí porque, de lo contrario, habrían causado gran desastre en todas las regiones del sur de la Tierra.
12. Si echáis un vistazo a todas los movimientos beligerantes y subversivos de todos los pueblos del sur, el motivo de tal encarcelamiento general no debería ser completamente oscuro para vosotros. Y si ahora decís: Esto tiene ciertamente mucho sentido y nos parece muy probable, sin embargo, por otro lado, no se comprende tan fácilmente por qué, en sentido contrario, también se liberaron igualmente tantos del norte que estaban fuertemente enfriados, y ahora son llevados hacia las zonas más cálidas del sur, en parte en forma de grandes masas de hielo y en parte en el propio aire que retorna. Pero sobre esto os digo que quien comprende una cosa, puede comprender igual de fácilmente la otra.
13. Un pequeño ejemplo debería aclararos todo. ¿Qué creéis que sería el mejor remedio para calmar rápidamente a los alborotadores en una habitación cálida? Os digo: Rociadlos con agua helada o llevadlos afuera a la nieve, y podéis estar completamente seguros de que, al menos por ese tiempo, los enfriados no volverán a ponerse las manos encima. Así sucede también a gran escala. Si Yo no hubiera permitido esto y, de ese modo, enfriado a los alborotadores y beligerantes en el poder mediante espíritus pacíficos, ahora todo el hemisferio sur estaría sumido en guerra, disturbios, hambre y peste. Pero permití que soplaran vientos fríos. Estos no solo enfrían vuestra piel, sino que, siendo espíritus fundamentalmente pacíficos o al menos pacificados, también ejercen lo mismo en los ánimos, como el viento frío actúa externamente sobre la piel. ¿Sabéis de cuántas personas depende que a menudo naciones enteras se vean envueltas en guerras mutuas?
14. Tan solo necesitáis echar un vistazo al pasado, y rara vez encontraréis inicialmente más que dos cabezas caldeadas enfrentadas mutuamente. Cuando estas arden, se comportan ante el pueblo como una chispa ante un bosque seco, que cae sobre un cuerpo fácilmente inflamable y, al instante, se enciende y en poco tiempo prende todo el bosque. La chispa sería, por ejemplo, algún ministro ardiente, el objeto altamente inflamable sería ya sea el monarca mismo o el pueblo militar, y el bosque seco sería el resto del pueblo, que a menudo sufre física y mentalmente bajo la presión de un gobierno demasiado egoísta. El ministro beligerante considera la guerra como absolutamente necesaria, naturalmente debido a su propia ambición y deseo de poder. El monarca y el pueblo guerrero no se quedan atrás movidos por el mismo motivo, y el pobre pueblo debe arder con ellos, quiera o no, y suele decir también en ese momento: "Ya estoy perdido de una manera u otra", y así, naciones enteras se enzarzan en conflictos mortales debido a dos únicas chispas. Pero si la chispa ardiente es apagada por una gota de lluvia que cae antes de tocar el objeto inflamable del bosque, ¿no queda todo el bosque ileso?"
15. Mirad, así es también la actual persistente y fresca temperatura, lo cual hace que los poderosos, en lugar de rozarse mutuamente, se froten las manos, pero no así sus cabezas caldeadas, para que estas no puedan encenderse tan fácilmente.
16. A partir de este ejemplo citado, podréis inferir cómo Yo entiendo perfectamente la forma de evitar muchos males espirituales amenazantes en cada manifestación natural que os parece simplemente natural. Sin embargo, si pensáis más profundamente, de todos modos encontraréis muy poco de natural en todas las manifestaciones de la naturaleza, ya que Yo, como el autor de cada manifestación natural, ciertamente Yo soy, en el sentido más perfecto de cada palabra y cada significado, un espíritu. Y Yo no soy una naturaleza sensible externa, que en sí misma no es más que, como Yo ya os he revelado, Mi idea mantenida o Mi pensamiento consolidado.
17. Si ahora sabéis esto, también podríais agregar y comprender que cuando pongo alguno de Mis pensamientos en movimiento, no lo hago por el bien de los pensamientos, como si quisiera airearlos y preservarlos de las polillas como un peletero hace con sus pieles, sino que siempre muevo Mis pensamientos solo por el bien de aquellos que ahora son más que Mis pensamientos exclusivos; estos son lo que sois, es decir, seres libres y autónomos destinados a ser Mis hijos. Pero si alguno es un buen padre para sus hijos, ¿no dirige todo su hogar por el bien de sus hijos, trabaja y se ocupa y piensa y ahorra para ellos?
18. Así como vosotros, que sois imperfectos, hacéis esto por vuestros hijos, ¿cómo pensaríais después que Yo, como el Padre más sabio y amoroso de todos los hijos de los hombres, permitiría que una pequeña nube sea llevada por los vientos a través de los cielos solo por diversión, y mucho menos llevaría a cabo una expedición tan grandiosa al Polo Norte por nada y para nada más que una mera diversión? ¿Y así sería como vosotros, que a menudo hacéis cosas por nada y para nada, a veces semejantes a los chicos amantes del aire libre y que cargan una pistola de pólvora para luego deleitarse con el estallido de la pólvora, aunque según vuestra evaluación, ciertamente no hay nada provechoso en ello?
19. Finalmente, en esta ocasión, quiero llamar vuestra atención sobre esa ruidosa y sonora adoración a Dios que existe entre vosotros. Esta no se puede comparar con la nube llevada por el viento, ni mucho menos con la grandiosa aparición del Polo Norte, sino que es siete veces menos significativa que la diversión de los chicos amantes de disparar, con pistolas de pólvora al aire libre, las cajas metálicas en donde se guardan las llaves, aunque al menos ellos se divierten mucho con eso, mientras que la estruendosa adoración, golpeteo de metales y otros sonidos destinados a “glorificar” Mi nombre no alegran ni divierten a nadie. Todo esto sucede de acuerdo con ciertas reglas, como instintivamente, y el ser humano se edifica de la misma manera que un árbol al lado de otro, cuando a uno le cortan una rama, ¡entendido correctamente!
20. Ved que tales manifestaciones no surgen de Mis pensamientos, sino de los insignificantes pensamientos de los humanos. Sin embargo, para que estos lleguen a ser pensamientos que sean dignos de Mí, ¡es probable que pronto Yo Me vea obligado a poner en movimiento un pensamiento más grande! Entendedlo bien. Amén. Esto lo digo Yo, el único gran impulsor de pensamientos. ¡Amén!
Fuente: Dádivas del Cielo, tomo 3, recibido por Jakob Lorber el 19 de junio de 1841.